Reproducción de los Reptiles Vol. 1

Estrategias y Modalidades reproductivas

por MVZ Erick Cortés Bravo

Al ser más primitivos podríamos pensar que la reproducción en los reptiles sería más simple, sin embargo, es esta la razón por las que son más complejos al momento de estudiar las maneras en las que estos animales se desarrollan antes de su nacimiento. Mientras que las aves tienen una reproducción ovípara y los mamíferos una vivípara (por lo menos en su mayoría), en los reptiles encontramos estos y otros modelos reproductivos. Las tortugas, los cocodrilos y el tuatara mantienen un desarrollo ovíparo, mientras que los escamosos (serpientes, lagartos y anfisbenas) pueden ser ovíparos, vivíparos e incluso reproducirse sin necesidad de un macho (partenogénesis).

La modalidad ovípara es muy fácil de explicar, el embrión se desarrolla dentro de un huevo con una cascara que lo protege y la nutrición de este embrión es a través de un saco vitelino (Lecitotrofia), que contiene todos los nutrientes necesarios para su desarrollo. En la modalidad vivípara la madre mantiene a los embriones dentro de un útero u oviducto, hasta que estas se desarrollan por completo y pueden “nacer” a través de un parto, sin embargo, la nutrición de los embriones puede ser a través de un saco vitelino (lecitotrofia), lo que llamamos comúnmente ovoviviparismo o ser nutridos por la madre (matrotrofia) a través de una placenta parcial o completamente desarrollada; dentro de los reptiles con viviparismo matrotrófico encontramos a los lagartos del genero Mabuya.

Esto nos hace plantearnos algunas cuestiones como ¿Por qué en estos animales convergen ambas modalidades reproductivas? ¿Por qué hay incluso un punto de transición (Viviparismo lecitotrófico)? ¿Cómo se pasó del oviparismo al viviparismo?

Estas cuestiones se intentan explicar a través de la hipótesis del “Modelo del Clima Frío”, el cual plantea las ventajas del viviparismo en zonas con bajas temperaturas, ya que el desarrollo de los embriones es dependiente de la temperatura, las hembras grávidas comenzaron a retener los huevos durante un mayor tiempo en el oviducto para poder regular la temperatura de estos, así la retención oviductual de los huevos paso de ser prolongada a permanecer en la madre durante todo el desarrollo embrionario, por lo cual ya no fue necesaria la cascara que protegiera al embrión, apareciendo así el viviparismo lecitotrófico. Con el paso del tiempo se empezó a formar una línea de comunicación directa entre la madre y el embrión para el intercambio de nutrientes y desechos, apareciendo finalmente el viviparismo matrotrófico.

La modalidad partenogénica es aún más compleja y poco estudiada, se trata de la reproducción asexual donde la hembra genera un óvulo con una carga cromosómica completa (recordemos que, en la reproducción tradicional, la otra mitad de la carga cromosómica la otorga el espermatozoide), por lo que el óvulo puede desarrollarse hasta generar un individuo idéntico a su madre. Se han reportado algunos casos en algunas especies de serpientes y varánidos, pero en donde ha sido más estudiado y comprobado totalmente es en algunas especies de lagartijas, los más conocidos son del genero Aspidoscelis.

En la siguiente parte de este blog, hablaremos de la determinación del sexo en estos animales, que además de fascinante, es igual de compleja.