Veneno de los géneros Crotalus y Bothrops

por M.V.Z Georgina Andrea Orduña Ruíz

El veneno de las serpientes es una de las secreciones más interesantes que existen en la naturaleza, cuyo propósito es facilitar la captura de la presa y posteriormente, su deglución. No obstante, es un sistema muy complejo en materia de su composición bioquímica: Una serie de diversas toxinas y enzimas, que tienen la función de  generar alteraciones fisiopatológicas en la víctima, variables en cuanto a su importancia médica.

La incidencia de accidentes ofídicos en México y sus consecuencias, varía en cuanto a la localización geográfica, registrándose más accidentes en zonas con climas tropicales y subtropicales, especialmente por los géneros Crotalus (serpientes de cascabel) y Bothrops (nauyaca o terciopelo). Los casos en los que estos accidentes llegan a ser fatales están relacionados con deficiencias en los sistemas de salud de la zona.

Las consecuencias de las mordeduras de serpientes de estos géneros pueden producir en general, edema y cambios vasculares que pueden evolucionar rápidamente en cuadros hipovolémicos (existe una pérdida de sangre tan severa, que el corazón ya no puede bombear sangre suficiente al cuerpo). Otra característica interesante es el peso molecular de sus proteínas, que es mayor que en otros venenos.

El veneno crotalico (género Crotalus) cuenta principalmente con propiedades miotóxicas y hemolíticas, que están estrechamente relacionadas con su principal componente bioquímico: La fosfolipasa A, cuya actividad produce eventos vasculares, debido a su capacidad para inhibir la agregación plaquetaria, lo cual quiere decir que no permite se formen trombos o coágulos en las venas y arterias, por ende puede tener potencialmente un efecto desfibrinante, con potencial de hemorragia intensa.

El veneno crotalico también cuenta con propiedades neurotóxicas que se llaman Beta neurotoxinas y que afectan a la comunicación neuronal, provocando incluso parálisis muscular.

El veneno bothropico (genero Bothrops), por su parte, puede llegar a producir efectos hemorrágicos y nefrotóxicos. Los primeros se producen debido a las hemorraginas, que son responsables de lesionar el tejido que protege los vasos sanguíneos y de esta manera causa hemorragias locales y sistémicas. También de esta manera lesionan los riñones, disminuyendo el flujo sanguíneo que los alimenta.

Por último, es importante mencionar que la composición de estos venenos puede cambiar entre el mismo género e incluso en ejemplares de la misma especie y zona geográfica, por lo cual es importante tener un enfoque multidisciplinario para su caracterización y la elaboración de faboterápicos más precisos que puedan ayudar a las víctimas de estos accidentes.