Etnoherpetología: Los Anfibios Sagrados

Anfibios y Cultura

 

por Biol. Andrés Kobe

Los anfibios son una clase de vertebrados ampliamente diversa en múltiples sentidos, que incluyen formas, distribución, usos, tradiciones y representaciones. No es de sorprender que al igual que los reptiles, los anfibios han captado la atención de los humanos desde tiempo inmemorial, pasando por varias facetas de la cultura humana, las cuales podremos describir un poco en este blog.

Salamandras (Caudata), cecilias (Gymnophiona), ranas y sapos (Anura) se han descrito en la mayoría de los pueblos originarios de nuestro planeta y a su vez, han sido empleados de distintas maneras, ya sea con fines ornamentales, medicinales, artísticos y gastronómicos. En México la amplia gama de formas presentes, ha maravillado a la población desde tiempos ancestrales, sin embargo, de la mano de la urbanización se encuentra el declive poblacional de los anfibios, debido principalmente a un cambio en la perspectiva de la gente hacía este grupo animal.

México posee la diversidad de salamandras amenazadas o en categoría de riesgo más grande de América y probablemente a nivel mundial, aunque es una especie la que resalta al ser empleada como Especie Bandera para la Ciudad de México y en particular, el canal de Xochimilco, nos referimos claro, al Axolote Mexicano (Ambystoma mexicanum). El nombre proviene de la Deidad Xólotl del antiguo imperio Azteca o Mexica, quien se consideraba mellizo de Quetzalcoatl, a pesar de que esta deidad era atribuida al control del fuego.

Ranas y sapos han sido también objeto de simbolismo y diversas interpretaciones, sobre todo por el proceso de metamorfosis tan evidente por el que pasan. En Europa, desde el siglo XV, se les asoció a ciclos lunares por su actividad nocturna, y su complejidad reproductiva a la fertilidad. Se puede destacar el origen de las fábulas Europeas de la Rana o Sapo que se convierte en príncipe, esto por la “transformación” a la que se somete en su madurez.

El continente africano no está exento del impacto de los anfibios en la cosmovisión de sus pueblos y debe resaltar nuevamente la cultura Egipcia, la cual contaba con Heket como emblema del nacimiento y del desarrollo, la deidad Rana del Nacimiento, ligada también a la herencia de progenitores a descendientes.

La diversidad de representaciones de los anfibios en las culturas humanas se ve directamente proporcional a la abundancia de los mismos anfibios, por lo que el cambio en la forma de ver a estos animales, dejando de ser objeto de fascinación y siendo ahora seres repugnantes, ha propiciado la caída de las poblaciones de las especies. La educación ambiental se vuelve entonces, fundamental para volver a ampliar las representaciones culturales de los anfibios, y por ende, conservar sus poblaciones.