por Biol. Andrés Kobe
Los Anfibios son un grupo de animales que a ojos del público general parecen simples e intrascendentes; que aparentemente son muy limitados por su “dependencia” al agua y ambientes húmedos. Por supuesto, ocurre lo contrario y los anfibios han desarrollado un gran auge de estrategias ecológicas para la sobrevivencia, siendo el principal motor de estas variaciones, la competencia y la depredación.
Los ambientes en los que se encuentra mayor diversidad de anfibios son los bosques tropicales y subtropicales cercanos al Ecuador, debido además de la temperatura y humedad, a la alta heterogeneidad ambiental. Estas características hacen que la fauna sea abundante, por lo tanto, lo es también la competencia por recursos, ya sean alimenticios, reproductivos u ocupacionales.
Entre los mismos anfibios, existe una alta competencia por el alimento, debido a que la mayoría se alimentan de invertebrados menores (insectos, arácnidos, crustáceos, anélidos, etc). Es normal entonces, que algunos grupos han buscado competir y aumentar su éxito en ese ámbito, lo que ha llevado a algunas especies de Anuros a optar por canibalismo, ya sea alimentándose de crías (huevos y larvas), juveniles o adultos más pequeños, esto es bien ejemplificado por el Sapo Marino (Rhinella marina), la Rana Toro Americana (Lithobates catesbeianus) y la Rana Toro Africana (Género Pixicephalus).
Para evitar la depredación, han surgido estrategias que van más allá del uso de veneno (visto en blog anterior), incluido el aposematismo, el cual se basa en emplear coloraciones llamativas como método de advertencia, por lo que no es un caracter exclusivo de animales venenosos o ponzoñosos. La especie Ranitomeya imitator es una Rana de la familia Dendrobatidae que presenta una coloración similar a otros miembros del género que cuentan con un potente veneno. Otras ranas y salamandras tienen también colores brillantes que pueden simular peligro a pesar de no contar con ningún tipo de veneno.
La cripsis es otra estrategia ecológica de gran importancia, pues se pueden aprovechar características morfológicas para pasar inadvertido ante los sentidos de posibles depredadores, como el caso de los Sapos Mineros o Sapos de Pala (Spea multiplicata) quienes tienen una coloración y un diseño corporal que los hace parecer parte del sustrato.
Así como se vio en Reptiles, la competencia y la depredación son motores eco-evolutivos que conllevan a diversidad de estrategias en pro de la sobrevivencia de cada individuo y, por lo tanto, de varias especies.