Capacidad de Adaptación de los Reptiles

por Biol. Andrés Kobe

Existe una necesidad muy marcada de conservar especies a lo largo del planeta, sobre todo si se considera la alta reducción de espacios naturales o “hábitats” adecuados para los animales. La fragmentación es definida como: una extensión de ecosistema transformada en un número de parches más pequeños, que se encuentran aislados entre sí por una matriz con propiedades diferentes a la del hábitat original; esto puede darse por causas naturales, como incendios, inundaciones, ciclones, actividad volcánica, etc, sin embargo, es un problema serio que ha existido en mayor medida desde que la especie humana extendió el urbanismo más allá de lo necesario.

El crecimiento de áreas urbanas ha deteriorado el ambiente en donde se desarrollan las especies, por lo que éstas pueden verse obligadas a acercarse o habitar completamente los asentamientos humanos. De ahí que sólo las especies capaces de adaptarse a estos grandes cambios pueden sobrevivir.

En Reptiles, la dependencia a la termorregulación por mecanismos externos y el medio circundante (ectotermia) podría considerarse como una gran limitante, pero podemos ver a diario ejemplos de todo lo contrario. Lagartijas (Géneros Sceloporus y Lacerta principalmente) pueden verse en paredes, techos y jardines de nuestros hogares, aprovechando las superficies de nuestras casas para termorregular, además que les provee de refugio ante posibles depredadores, y la alta cantidad de invertebrados les brinda alimento constante.

En Tortugas dulceacuícolas (Familias Emydidae y Kinosternidae) podemos ver algo parecido, los cuerpos de agua artificiales que se llegan a crear en las ciudades con fines de esparcimiento, le dan una oportunidad a estos animales de explotar un nuevo ambiente, el cual provee de alimento, agua constante y limpia, además, de ausencia de la mayoría de sus depredadores naturales. Esta capacidad de adaptación de tortugas dulceacuícolas supone un peligro para los ambientes donde son liberadas sin supervisión y sobretodo en ambientes que no son propios (fuera de su zona de distribución natural).

Las Serpientes por otra parte son un grupo complicado, pues se tiene especies o familias con mayor adaptación a cambios en el ambiente y otras que no toleran estos cambios. Las especies que se alimentan de roedores, tienden a interactuar en las ciudades y zonas rurales por la movilidad de ratones y ratas. Serpientes venenosas, por el alto gasto energético que conlleva la producción de veneno, no es frecuente su avistamiento cerca de nosotros, pero si ha empezado a incrementarse la cantidad de cascabeles, nauyacas, cobras, mambas, taipanes y más, alrededor de áreas urbanas.

Los Cocodrilos, finalmente, por su mayor talla y masa corporal se aventuran con mayor frecuencia y se les llega a encontrar en lagos artificiales, trampas de agua en campos de Golf y otros sistemas creados por el humano. Aunque la mayoría de los Cocodrilianos tienden a adaptarse mejor, el Gavial (Gavialis gangeticus) es un claro ejemplo de baja capacidad de adaptación, debido a que son completamente piscívoros y la sobreexplotación pesquera en los Ríos de Asia ha reducido drásticamente su fuente de alimento y, por ende, su población natural.

El desarrollo de proyectos de conservación es vital para las especies, recalcando aquellas con una baja y media capacidad de adaptación, considerando que las características de los ambientes están en constante y preocupante cambio, por influencia de nuestra especie.