Sistema Respiratorio de Reptiles y Anfibios (Parte 1)

por M.V.Z Erick Cortés Bravo

A lo largo de la evolución, los distintos grupos de animales han desarrollado adaptaciones para sus procesos vitales, estas, dependientes de los medios donde se desenvuelven. En el caso del sistema respiratorio, vemos estas distintas adaptaciones en muchos grupos de vertebrados, desde los distintos tipos de branquias en los peces, los sacos aéreos de las aves para favorecer el vuelo, hasta los pulmones alveolares en mamíferos. En los reptiles y anfibios también vemos una gran variedad de especializaciones anatómicas y fisiológicas.

Sistema respiratorio de los anfibios

Cuando hablamos de anfibios debemos considerar sus dos fases vitales, en la fase larvaria su respiración es igual a la de los peces (a través de branquias). Sin embargo, encontramos dos tipos branquiales, las branquias internas (similares a las de los peces) y las branquias externas plumosas que encontramos en caudados (salamandras y tritones). En el primer tipo branquial encontramos una respiración a través de una bomba bucal pulsátil, que genera una corriente respiratoria unidireccional hacia el interior de la boca y la faringe para atravesar la cortina de branquias y llevar ahí el intercambio de gases (O2 y CO2). El segundo tipo se trata de protuberancias a los costados de la cabeza llenas de proyecciones filamentosas donde se llevará a cabo este intercambio de gases, dichas branquias tienen la capacidad de ser movidas de adelante hacia atrás por músculos especializados para ello.

Al pasar pos su metamorfosis, los anfibios adultos desarrollan pulmones bastante simples, aunque algunas larvas de caudados pueden presentarlos como en el axolotl (Ambystoma mexicanum). Dichos pulmones constan de una cámara central con gran cantidad de faveolos (subdivisiones a manera de celdas bastante grandes donde se lleva a cabo el intercambio gaseoso). La carencia de costillas o su presencia como elementos vestigiales o muy poco desarrollados imposibilita a la musculatura axial el llevar a cabo el proceso de ventilación pulmonar, por lo cual se continúa valiendo de los músculos bucales para generar dicha ventilación, que se vuelve bidireccional al ser el sitio de entrada y salida del aire.

 

A pesar de que las branquias y pulmones son los principales órganos respiratorios, los anfibios han desarrollado otras estrategias para este intercambio, la más importante de estas es la respiración cutánea, llegando a ser incluso más relevante que las otras dos. Las características de esta piel son una porción epidérmica bastante delgada para hacerla permeable, así como una porción dérmica bastante gruesa e irrigada para favorecer el intercambio gaseoso. En algunas especies que habitan en ambientes hipóxicos como el caso de la rana del lago Titicaca (Telmatobius culeus), se desarrollan abundantes pliegues de piel para aumentar su porcentaje de superficie respiratoria cutánea y extraer mejor el oxígeno. En algunas especies de salamandras como la familia Plethodontidae, carecen de pulmones, por lo que la respiración cutánea se vuelve su único mecanismo respiratorio (aunque algunos autores mencionan la presencia de epitelio faríngeo especializado para la respiración).

En el siguiente blog abordaremos las especializaciones del sistema respiratorio de los reptiles.